sábado, 29 de junio de 2013

ABORDAJE GNOSEO-EPISTEMOLÓGICO DE LA POLÍTICA/POLITIEDUCACIÓN


ABORDAJE GNOSEO-EPISTEMOLÓGICO DE LA POLÍTICA/POLITIEDUCACIÓN
Ponencia

III Congreso Internacional Posdoctoral La Educación en América Latina: Nudos Críticos y Vías para su Solución


Autor: Dr. Javier Elías Méndez Márquez



San Cristóbal, julio 2012


CONGRESO INTERNACIONAL
LA EDUCACIÓN EN AMÉRICA LATINA:
NUDOS CRÍTICOS Y VÍAS PARA SU SOLUCIÓN



Abordaje Gnoseo-epistemológico de la Política/Politieducación
Javier Elías Méndez Márquez
Política Educativa
jame601@hotmail.com
Foro

Resumen

Este arbitrado trata acerca de la pedagogía política/politieducación, y sus implicaciones en el modelo de gestión pública-educativa en el contexto institucional. El objetivo central consistió en el abordaje de la temática propuesta mediante un estudio crítico-hermenéutico, a los fines de mostrar una aproximación posible al recorrido histórico de la educación venezolana como gestión pública orientada al logro del bienestar, en tanto política de desarrollo. Se trata de una investigación documental, explicativa no experimental, basada en la hermenéutica como proceso interpretativo-holográfico; como visión estratégica del pensamiento complejo. Los supuestos que sirven de fundamento a la investigación derivan de las líneas argumentales propuestas por Parra (2008), Oszlak (2004), Albornoz (2006); entre otros. El informe examina las políticas educativas de la Ley Orgánica de Educación (2009) presentado por la comisión permanente  del Ministerio del Poder Popular para la Educación (2012) y los contenidos del Proyecto Educativo Nacional, así como las orientaciones estratégicas en lo educativo del gobierno de Hugo Chávez (2012) de las cuales se extrajeron puntos claves relacionados con el objeto de estudio. Los principales nudos críticos de esos informes fueron sometidos a un metanálisis interpretativo cuyos principales referentes establecen ejes vinculantes con los procesos históricos, políticos y sociales –el contexto estructu/coyuntural- que permiten mostrar los alcances de la politieducación. En lo que respecta a la educación como gestión pública, se destacaron los aspectos cualitativos y cuantitativos más resaltantes del modelo escolar en los gobiernos democráticos, así como las fuertes tendencias de exclusión social que impactan en forma directa los alcances del proceso educativo. Se parte de un doble propósito: de un lado, el constructo politieducación como referente teórico para el estudio del horizonte epistemológico planteado; y de otro, la propuesta de un abordaje que, desde la complejidad, permita repensar nuevos escenarios de racionalidad política como estrategia de gestión de las políticas públicas en el sector educativo venezolano.



Palabras Clave: Política Educativa, Gestión Pública Educativa, Politieducación.



INTRODUCCIÓN

La educación es un proceso clave e integrador en la formulación  y definición de las políticas públicas. En ese sentido, se define en un campo minado por la controversia que supone agenciar la formación de los recursos humanos indispensables para el logro del bienestar y el desarrollo.

La política y la educación son inherentes a la existencia  humana. Tanto ayer como hoy se han caracterizado por ser categorías dialécticas de lo individual-colectivo, en medio de un evidente signo de desprestigio. En esta Tesis se propone el constructo Politieducación, precisamente para apuntar esa insoslayable plataforma común en la cual se desplazan la política y la gestión educativa –racionalidad política- más allá de las consideraciones de orden técnico-burocrático.

La expresión anterior, expresa la relevancia que implica visualizar lo educativo desde esa fundamentación y los alcances de esta investigación, centrada en los ejes temáticos relativos a la “pedagogía política/politieducación”. El estudio se hace a partir de los aportes teóricos del pensamiento complejo, la visión holográfica y la perspectiva ecológica. El abordaje también toma en cuenta el enfoque transdisciplinario. La pregunta clave de la investigación tiene como referente el hecho que, si bien es cierto que en el país se logró a partir de 1958 un crecimiento cuantitativo del sector educativo (Méndez 2003) por qué luego –principalmente a finales de los años ´70- se configuró un proceso prolongado de estancamiento educativo y por qué la gestión pública ha estado tan marcada por el reduccionismo del modelo, a tal punto de responder generalmente a estrategias sectoriales y desvinculantes del resto de las políticas públicas? ¿Qué ha pasado?, ¿Por qué el desarrollo se ha basado en el crecimiento económico, más no en el enfoque del Desarrollo Sustentable?

La investigación revisa los alcances teóricos y conceptuales de la educación y política. En ese orden, delinea algunas aproximaciones a lo que podría constituir un marco de referencia para la inserción de lo educativo en la onda integradora de la biodiversidad hombre-educación. Todo ello desde una visión que incluye el rescate de lo vivencial-humano.

En lo que respecta al diseño metodológico, la investigación constituye un estudio de carácter crítico-interpretativo basado en la hermenéutica como método de aproximación a la problemática planteada. El artículo se organiza de acuerdo a la estructura de los arbitrados con sus respectivos constructos. Dentro de esta arquitectura metodológica se indica el contenido de los prescriptores analizados.

Objetivo General

Interpretar Abordaje Gnoseo-epistemológico de la Política/Politieducación
.
           
Objetivos Específicos

            Analizar la incidencia Gnoseo-epistemológico de la pedagogía política que legitima la acción del sistema educativo latinoamericano.
            Describir la poesis sobre el concepto politieducación de dos constructos hibrica dos (política – educación).

Pedagogía Política/Politieducación

            La pedagogía política estudia la educación en relación con la vida pública moderna. Sus orígenes se definen a partir de la revolución francesa y se desarrolló en el siglo XIX con el surgimiento de las diversas doctrinas políticas. En los documentos de organismos internacionales, fundamentalmente UNESCO, se reflejan contenidos programáticos y operativos a este respecto.

Es así que en los tiempos modernos, Herbart fue el primero que trató de dar una sustentación científica a la pedagogía, haciéndola descansar en la psicología y en la ética. Esta concepción predominó durante todo el siglo XIX hasta que Natorp  buscó su fundamentación en la filosofía. Frente a estas concepciones filosóficas, se ha reconocido a la pedagogía como una ciencia autónoma dentro del cuadro de las ciencias humanas. Puede decirse que la pedagogía contemporánea comienza en el siglo XX.

Según Luzuriaga (citado por Ugas 2005) de todas las orientaciones actuales de la Pedagogía, la que tiene más largo abolengo es sin duda la pedagogía política. Así como la educación ha estado siempre unida a las circunstancias particulares de cada pueblo y de cada época, ha predominado también, bajo diversas modalidades históricas, una determinada pedagogía política. 

El autor plantea desde el punto de vista histórico diversas tendencias de la pedagogía política, las cuales se sintetizan en las siguientes: La pedagogía revolucionaria, representada por Mirabeau, Talleyrand, Condorcet y Lakanal; la pedagogía autoritaria de Napoleón y los reyes de Prusia; la pedagogía doctrinaria de Guizot y Víctor Cousin; la pedagogía conservadora y racionista, de Lacordaire, Montalambert, Falloux, Stiehl, Ladenberg; la pedagogía liberal de Guillermo de Humboldt, Stuart Mill, Víctor Duruy y Herbert Spencer; la pedagogía democrática de Horacio Mann, Sarmiento, Jules Ferry y la pedagogía socialista de Kautsky, Jaurés y William Morris. El mismo autor, al referirse a la pedagogía contemporánea, señala sus principales orientaciones:

1. La pedagogía conservadora representada por los partidos políticos conservadores, tradicionales y eclesiásticos.
2. La pedagogía democrática representada, entre otros, por John Dewey, William H. Kilpatrick, I. L. Kandel, Ferdinand Buisson, Edouard Herriot, Jean Zay y Paul Langevin.
3. La pedagogía socialista, representada por R. H. Tawney, Konrad Heinisch Scharrelmann, Wilhem Paulsen y Paul Oesterreich.
4. La pedagogía comunista, representada por Blonsky, Kruspskaya y Albert Pienkiewich.

La descripción presentada abarca el fenómeno de la educación en su integridad, dentro de las incontables definiciones de educación que se han dado a través del tiempo, se observa que algunas se refieren al proceso de formación interior. En la historia los conceptos y clasificación de educación son innumerables en razón de que la educación como hecho, se viene realizando desde los orígenes mismos de la humanidad. Toda sociedad, para poder subsistir y renovarse definidamente, necesita propagar a las nuevas generaciones todo su acerbo cultural, cuando la comunidad es incapaz de propagar.

            La educación en cuanto a acción, movimiento y proceso esta enmarcada dentro del carácter político, cualquiera que sea su tipo de manifestación. El algoritmo de la educación como conducción se sistematiza. En razón a ello se encierra como algo inherente a su naturaleza, esto es una doble dimensión tanto descriptiva como normativa. En este último aspecto señalado en el orden teleológico es decir, los fines, el ¿para qué se educa?, mantiene  una relación estrecha con la relación política del ser humano.    Albornoz, O. (2006) dice:

El hombre es esencialmente un ente social, inserto en un conglomerado y que su mera existencia sólo se explica en base a la existencia de los otros. En este sentido, cabe hablar del crecimiento y desarrollo social, entendiendo por ello la socialización e indoctrinación  del individuo en el esquema de valores que nos define como concebimos a la organización y estructura social y como nos ubicamos en la misma, así de qué manera racionalizamos nuestra señalada ubicación social (p.166).
            Esta argumentación es importante, por cuanto destaca la imbricación política del aprendizaje social. Desde que el individuo nace es sometido a un cuidadoso proceso de indoctrinamiento, de modo tal que no solamente se le enseña un determinado lenguaje, un cierto modo de controlar conductas o los criterios de libertad individual sino las normas sociales que operan en la  relación con los demás. El mismo autor, además de criticar al liderazgo político tradicional venezolano, responsable de las decisiones pertinentes a la educación y a la formación del capital intelectual necesario para el desarrollo nacional, manifiesta   que el fenómeno limita el juicio de la razón e impone lo emocional.

De modo que se impone el mesianismo como propuesta; o en todo caso, los elementos estrictamente emocionales como el miedo, el temor o el culto a las astucias como síndrome dominante, flagelo que ha imperado en el periodo democrático venezolano demostrado por las controversias y críticas que se le han dado a la educación en función a los perfiles del professus en cualquiera de las modalidades del sistema educativo.

Giroux, H. (1997) destaca el rol de los educadores como transformadores y factores del cambio social. En consecuencia, puntualiza la importancia de la relación entre pedagogía y política. En concreto, señala:

Hacer lo político más pedagógico significa servirse de formas de pedagogía que encarnen intereses políticos de naturaleza liberadora; es decir, servirse de formas de pedagogía que traten a los estudiantes como sujetos críticos, hacer problemático el conocimiento, recurrir al dialogo crítico y afirmativo, y apoyar la lucha por un mundo mejor para todas las personas (p.178).                    
           
La discusión acerca de las pedagogías políticas (social, democrática,  burguesa, nacionalsocialista, socialista, social-histórica, de la liberación neoliberal u otras) sirven de marco de referencia para este arbitrado, en el sentido en que permiten el abordaje gnoseo-epistemológico de la pedagogía política/politieducación.

En términos concretos, esa aproximación se hace a partir de la abducción conceptual hermenéutica descriptiva de la gestión educativa de los distintos gobiernos. En ese espacio se inserta la propuesta relacionada con la gestión educativa a la luz de la noción del denominado Desarrollo Sustentable y sus implicaciones político-sociales. En ese escenario, tiene lugar el alcance del constructo teórico politieducación (Gráfico  1)
Luce lógico que la cultura se perciba dentro de un marco multifacético, multipropósito y controversial y que el hombre se torne en su más fuerte correlato. En la medida en que la cultura constituya un proceso primordialmente de orden social, asume el riesgo de compartir las mismas tensiones antagónicas que se producen en el seno de la sociedad. Incluso, el discurso educativo se somete a la misma onda de desprestigio que circunda la escena política.

La cultura denota no sólo el mundo que se vive (lo real social) sino el mundo que se sueña (lo real soñado) de modo que el referente utópico le es inminente y la promesa –entre ella el ideario del bienestar como posibilidad- asume una condición preeminente en su discursividad. Así vista, el discurso educativo es también un discurso sustancial al género utópico, en la medida en que tiene la posibilidad de mostrar la desnudez del rey.  Parra (2008) señala, que el discurso educativo, que es en esencia un discurso utópico, se inscribe en el correlato donde se producen y reproducen las lógicas que rigen las representaciones sociales.

En ese orden, el género utópico es incapaz de deslastrar sin resistencia los signos de la racionalidad que le asignan sentido, al tiempo que asume el lugar constitutivo de la hegemonía ideológica, la explotación del trabajo y la coerción política. De allí la fundamentación que permite referir los enlaces entre el carácter político de la gestión educativa y el pensamiento utópico.

La gestión educativa es así mismo, praxis, reflexión y acción concreta sobre la realidad para transformarla, por lo que adquiere una direccionalidad enmarcada en lo político, al producir determinados valores y antivalores sociales y no otros. En cuanto a lo utópico, vale resaltar que su despliegue discursivo apunta hacia determinados modelos de significación sociales y no otros; hacia ciertos rasgos estratégicos-políticos y no otros. Freire (citado en Giroux 1997) decía: “imposible abstraer una dimensión política de la educación pues toda ella es política” (p.45). En lo que respecta a las políticas públicas,  Sharkansky (citado en Parsons 2007) indica lo siguiente:

Las Políticas Públicas son lo que la rama ejecutiva del Estado, a través de su estructura de gobierno, dice y hace o deja de hacer. Son las metas o propósitos (objetivos) de los programas de gobierno. De esta manera, las Políticas  Públicas reflejan las decisiones del más alto nivel de gobierno, pero al mismo tiempo, ellas llegan a ser el principal foco de demanda que los miembros de una sociedad realizan para con dicho nivel de decisión (p.131).

            Según este autor, las políticas públicas, en general pueden estar expresadas explícitamente en documentos oficiales, constituciones políticas, leyes nacionales o a través de los discursos de los dirigentes políticos y/o gubernamentales de los organismos políticos y de las ramas ejecutoras del gobierno para ejecutar las acciones pertinentes en función al desarrollo sustentable que permita un  nivel de vida optimo en la población.

En efecto, las políticas públicas constituyen una empresa de gran envergadura. Sin embargo, a menudo el costo de las mismas sobrepasa los beneficios como resultado de la aplicación de políticas que son sesgadamente concebidas o impropiamente ejecutadas. Todo ello se traduce, por supuesto, en decepción, frustración y deterioro del nivel de vida de la ciudadanía.

            En muchos casos, las políticas públicas se expresan a través de un conjunto de acciones que no tienen una aparente coherencia programática y, en consecuencia, resulta difícil establecer si ello corresponde a un propósito específico o por si el contrario es debido a que son el resultado de un juego de fuerzas contradictorias.

Sin embargo, el análisis del proceso de formulación y diseño de las Políticas Públicas se encuentra íntimamente ligado a la posibilidad de formular y diseñar planes que sirvan para orientar la utilización de los recursos hacia el logro de objetivos de desarrollo. CINTERPLAN (2008) expresa: 


El alcance de las Políticas Públicas es muy amplio. Los Estados modernos han experimentado una expansión acelerada en relación con la gama de actividades de participación directa o indirecta por parte del gobierno, aun en áreas que eran consideradas exclusivas por el sector privado (p. 104).


            Las políticas públicas enfrentan además el reto de la sincronicidad entre el gobierno –la gestión político-burocrática- el Estado y la Sociedad Civil. En este plano, el gobierno asume el rol de regulador, supervisor y dispensador de bienes y servicios necesarios para garantizar el bienestar colectivo. El gobierno además tiene la responsabilidad de proteger la salud y la seguridad de los trabajadores y los consumidores; controlar la contaminación ambiental; administrar los servicios domiciliarios; desarrollar conjuntos habitacionales y recreacionales; intervenir en los procesos de distribución de las tierras agrícolas y en el financiamiento a la producción; preservar los derechos ciudadanos y garantizar la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres con base en lo previsto constitucionalmente.

Esta expansión de las áreas de competencia de la acción gubernamental ha significado un creciente fraccionamiento de sus funciones, así como un nivel de complejidad cada vez mayor. La consecuencia directa de esto ha sido necesariamente la especialización funcional de las estructuras gubernamentales, con lo cual se ha producido un impacto en la capacidad de atender aquellas áreas que tradicionalmente han sido de su competencia: educación, sanidad, transporte, protección policial, justicia criminal y política exterior.

            Las políticas públicas pueden estar expresadas explícitamente en documentos oficiales, leyes nacionales o a través de los discursos de los dirigentes ejecutivos de las ramas de gobierno. También pueden estar contenidas implícitamente en los programas de acción gubernamental. En muchos casos las definiciones implícitas  en las políticas públicas pueden ser aparentemente tan sólo para aquellos que están familiarizados con los detalles de los programas y para quienes están en capacidad de discernir las intenciones finales que se persiguen con la suma de las acciones que se realizan.

            En consecuencia, el alcance de las políticas públicas, es decir, lo que el gobierno de una Nación expresa o hace en relación a un problema de interés público, se ha convertido en la pauta cotidiana para la definición de las actuaciones de la totalidad de los miembros de una sociedad. Esta conclusión resultaría ideal si no fuera por el hecho cierto de la debilidad relativa del gobierno como administrador y su baja capacidad de negociación para conciliar la amplia gama de intereses en disputas al interior de la dinámica social.

Estas características de los gobiernos modernos, y en especial para el caso latinoamericano, deriva del nivel de complejidad que han asumido las interrelaciones necesarias para determinar “...un conjunto de sucesivas tomas de posición del Estado frente a cuestiones socialmente problematizadas” (Oszlak, 2004). Al crecer la población y en consecuencia, el tipo, variedad y cantidad de los servicios demandados, la estructura organizativa del gobierno requiere diversificarse. Este hecho a su vez origina la especialización funcional de dichas estructuras con lo cual se rompe el carácter monolítico del Estado.

            En el proceso de dar respuesta clientelar a las demandas de atención a los problemas sociales y económicos, el gobierno como rama ejecutiva  del  Estado, precisa definir el sentido que deberán tener sus acciones introduciendo elementos normativos y prescriptivos de los cuales resulta una visión sobre la tendencia predecible en su actuación. Esta tendencia no es invariable, por el contrario, debe ser sometida a la consideración de los diferentes actores sociales, esto hace conflictivo-participativo el proceso, en especial al momento de asignar recursos fiscales.

            La expansión de la esfera de acción del gobierno se refleja igualmente en los presupuestos  nacionales por cuanto ellos se incrementan a un ritmo acelerado, tratando de acompañar el crecimiento de la demanda por los servicios  que la población reclama.

            En este sentido, el papel de gran tomador de decisiones que asume el gobierno, se hace cada vez más complejo y exige claridad en cuanto a la definición del que hacer, como hacerlo y cuándo hacerlo. En resumen, el Estado, en su expresión ejecutiva del gobierno, pierde su condición hegemónica que lo habilita para concebir respuestas genéricas unidireccionales, para convertirse en un “sistema en permanente flujo, internamente diferenciado, sobre el que repercuten también diferencialmente demandas y con contradicciones de la sociedad civil” (Oszlak, 2004).

Visto bajo esta perspectiva, el problema radica entonces, no en no ponerse de acuerdo en el “qué hacer”, sino más bien en el “cómo hacerlo” al fin de conciliar los diferentes  intereses  y  puntos  de vista que coexisten dentro de la organización social.

            En los países de América Latina el papel del Ejecutivo Nacional se ha convertido cada vez más en el de un negociador o conciliador entre el Estado y la Sociedad Civil con lo cual su esfera de influencia adquiere, paradójicamente, una doble dimensión: por una parte, de intervención directa y su condición de regulador y administrador de los recursos del Estado; por la otra, de intervención directa en su condición de intermediario entre los diferentes grupos u organizaciones que interactúan dentro del ámbito geográfico o territorio de país y fuera de él.

            La formulación y definición de politieducación se plantea a partir de la comparación entre las condiciones actuales que presenta la situación objeto a intervenir (situación inicial) y las condiciones que se expresan  como deseables en términos valorativos de quien o quienes la formulen (situación o imagen objetivo). De esta comparación surge la identificación del problema, se establecen sus dimensiones y la magnitud de la desviación entre lo actual y lo deseado. De acuerdo a esto, el proceso de elaboración de políticas incorpora a la planificación desde el principio y a todo lo largo de su actividad; y la planificación a su vez debe asumir las condicionantes del proceso político como parte integral de su escenario. 

            En consecuencia, la planificación no puede ser concebida como un instrumento formal de aplicación metodológica, libre de consideraciones valorativas, sino al decir de Giordani (1996) como “un proceso social que supone elementos derivados de dos vertientes diferentes, una de tipo histórico-concreto y otra de tipo abstracto-formal” (p.32).

            La educación como proceso forma parte del proyecto político-estratégico de la sociedad. En esa medida, es un área de intervención crítica del proyecto político. Esto implica que la educación como proceso social tiene una elevada carga valorativa asociada a los productos esperados con la aplicación de las medidas contenidas en el proyecto político. La educación como proceso social no constituye, en consecuencia, un factor neutro.

            Según Escotet (1991) desde el punto de vista ideológico, es posible identificar al menos dos enfoques principales vigentes para el caso de la gestión pública educativa en América Latina:

El que tiende a formar al hombre en el conocimiento de si mismo, de la naturaleza, de la sociedad, y de la cultura heredada a través de los siglos, concepción integral que habrá de darle sentido a toda empresa vital y hacerlo al mismo tiempo objeto y sujeto del desarrollo; y el que debe colocar al hombre en la dimensión social, ciudadana, de ente productor integrado a una maquinaria al que le corresponde construir y mantener el nuevo país... (p.71). 

Estos dos enfoques difieren en cuanto a la misión que debe cumplir la educación como proceso social. El segundo de ellos enfatiza el papel de la educación como instrumento de formación de recursos humanos. Esta definición de las políticas públicas se encuentran estrechamente ligadas al estilo de gerencia pública que asume el gobierno en su condición de rama ejecutiva del Estado, por cuanto el proyecto político que lo orienta determina el grado de racionalidad política o nivel de la interacción  social que se propone y al mismo tiempo, exhibe los argumentos técnicos que lo viabilizan. Es así como la gerencia pública asume la condición de administrador del proyecto político que se formule, con lo cual se garantiza, o al menos se intenta garantizar, la coherencia ideológica necesaria para la direccionalidad de dicho proyecto.

            Organismos como la CEPAL (2002) y CINTERPLAN (2008) han diseñado modelos para las políticas educativas en general para los países de América Latina y en concreto para Venezuela. En esa perspectiva, vale destacar el marco de racionalidad que define la política de CINTERPLAN (2008): La planificación en términos generales, aparece en el escenario latinoamericano como una respuesta a las presiones internas  y externas por adecuarse a las corrientes mundiales que enfatizan la necesidad de controlar los procesos naturales de utilización de los recursos físicos, financieros y humanos disponibles. Se precisan mecanismos para racionalizar el equilibrio de las estructuras económicas, el aumento del comercio internacional, y una mayor independencia económica. Todo ello en función de alcanzar niveles de vida más altos para la población. No obstante, muy a pesar de haberse dado esta evolución los niveles de calidad educativa en la mayoría de países latinoamericanos se ven deteriorados.

Este proceso de racionalidad inserta en la planificación se encuentra matizado por la existencia, a partir de la segunda guerra mundial, de un nuevo orden internacional, el cual establece una nueva división del trabajo a nivel mundial. La consecuencia más directa de este nuevo ordenamiento tiene que ver con el papel que dentro de él les toca jugar a las economías de los países de Latinoamérica. En su mayoría están inmersos en un esquema de desarrollo dependiente, se ven en la necesidad de adecuar  sus modelos de desarrollo desde una estrategia de crecimiento hacia fuera hacia una estrategia de crecimiento hacia adentro. La creación de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina) en diciembre de 1947, marca un momento histórico de  alta significación.

La CEPAL se plantea como objetivo lograr una tasa  acelerada de recuperación que compense los efectos negativos de la guerra y estimule el desarrollo económico a través de la industrialización. Se propone el desarrollo hacia adentro, no sólo desde el punto de vista industrial, sino igualmente desde el punto de vista social. Se busca la captación de mano de obra a fin de solventar el problema del desempleo, la diversificación de la producción como solución al problema  del estrangulamiento de los precios de las materias primas de los países monoproductores de América Latina.

Finalmente, a manera de deducción la educación como fenómeno social sufre, dentro de este contexto histórico, nuevas consideraciones en torno a su papel. En tal sentido, deja de verse como una actividad meramente cultural de reproducción de elites ilustradas para convertirse en un proceso de formación  y capacitación de los recursos humanos que se requieren para soportar un nuevo modelo de desarrollo. El nuevo proyecto económico exige que el proceso educativo sea objeto de planificación, y en consecuencia establece la necesidad de formular y definir políticas educativas que satisfagan dichas exigencias.

La planificación de la educación asume entonces la tarea de adecuar los productos del proceso educativo a las necesidades de mano de obra  que plantea el modelo desarrollista  de crecimiento económico. Se considera a la educación como una variable clave  en función de los fines humanitarios y de desarrollo económico de las sociedades Latinoamericanas. Se establecen como premisas fundamentales para la planificación educativa: la escolaridad obligatoria para la población, la formación profesionalizante y la adecuación de los contenidos curriculares a las demandas instrumentales del mercado ocupacional. Este proceso va acompañado con la formalización de las estructuras organizacionales de soporte para las tareas de planificación educativa, y es así como surgen a lo largo  y ancho de los países de Latinoamérica las oficinas de planificación educativa. Estas estructuras determinan con su inserción dentro del aparato del Estado, una marcada tendencia hacia el control gubernamental de las políticas educativas, con lo cual el proceso educativo pasa a formar parte integral del proyecto político del grupo que pretende el poder.

Sin embargo, este mismo hecho establece limitaciones importantes a la relación entre el proceso educativo y el resto de los procesos económicos y sociales que suceden dentro de un país. En cierta medida,  por cuanto el control que ejerce el gobierno se encuentra condicionado por el juego de fuerzas que definen la viabilidad de las políticas públicas. Es así como, para la mayoría de los países del área, las políticas públicas fueron de carácter indicativo con lo cual se reducía el grado de congruencia necesario para armonizar los esfuerzos en materia educativa  y su impacto a nivel de otros sectores de la dinámica social.

Con el fracaso del modelo desarrollista de sustitución de importaciones se produce una gran crisis a nivel de los supuestos fundamentales que orientaban la planificación en general, y de la planificación educativa en particular. En este sentido, pueden apuntarse algunas de las principales razones que explican esa crisis desde el punto de vista interno: en primer lugar, suponer que la racionalidad técnica es suficiente para la  formulación de un plan  coherente  de desarrollo colectivo y no considerar la racionalidad política que se requiere para darle viabilidad social.

En segundo lugar, las limitaciones propia del nivel de exigencia como la ausencia de personal calificativo, proyectos y estadísticas adecuadas. En tercer lugar, el que se había utilizado a veces a la planificación como un mecanismo tan sólo para obtener fondos de organismos internacionales.

Desde el punto de vista externo  se encuentra que al haber sido preocupación fundamental la velocidad del crecimiento, su dirección quedaba relegada a un segundo plano, con lo cual el producto de la planificación educativa quedó más en la práctica académica, encerrada entre los limites  estrechos de un comportamiento sectorial.

Luego de esta revisión somera sobre la evolución de la planificación educativa en Latinoamérica, es posible ubicarse dentro de una posición más clara para analizar los factores condicionantes del proceso de planificación educativa para la instrumentación de políticas públicas.

Naturalmente, se puede decir que esta interpretación  del papel del gobierno conduce a establecer la necesaria congruencia entre el proyecto político y aparato burocrático, o entre racionalidad técnica y racionalidad política lo cual se traduce en capacidad para planificar y capacidad para negociar características esenciales de las cuales ha adolecido el sistema político – educativo en Venezuela.


REFERENCIAS

Albornoz, O. (2006). La Universidad Latinoamericana entre Davos y Porto  Alegre. Error de Origen. Libros del naciones Fuera de Serie. Caracas – Venezuela. Editorial CEC,CA.

CEPAL (2002). Comisión Económica para América Latina. Informe Anual.

CINTERPLAN (2008). Política Educativa. Programa de Formación de Recursos en Gerencia Educativa. Caracas – Venezuela.

Escolet, M. (1991). Aprender para el Futuro. La Educación como Paradigma Transcultural. Ediciones de la Fundación Ciencia, Democracia y Sociedad. Serie Ciencia.

Giordani (1996). Planificación y Viabilidad Sociopolítica. UCV. Caracas – Venezuela.

Giroux, H. (1997). Teoría y resistencia en Educación. Buenos Aires – Argentina. Siglo XXI Editores.

Oszlak, O. (2004). La Formación del Estado. Orden Progreso Organización Nacional. Argentina Ediciones Ariel Historias.

Parra, G. (2008). Tecnología Vs. Tecnoeducación Material Postdoctoral. UCV. Caracas – Venezuela.

Parsons, W. (2007). Políticas Públicas. Una Introducción a la Teoría y la Práctica del Análisis de Políticas Públicas. Argentina. Editores.

Ugas, G. (2005). Epistemología de la Educación y la Pedagogía. Táchira – Venezuela. Ediciones del Taller Permanente de Estudios Epistemológicos.    

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